lunes, 19 de octubre de 2009

El Misterio de la Moral

Bueno y Malo. Estos son dos conceptos que nos han acompañado desde que somos niños, y que de seguro lo harán hasta que terminemos nuestros días en este mundo. Son palabras tan cotidianas que estoy seguro rarísimas veces las cuestionamos, son de los conceptos que tomamos como dados y los cuales aplicamos ya sea de manera consciente o inconsciente en los incontables juicios de aprobación y desaprobación que realizamos diariamente. Así desde pequeños nos familiarizamos con frases como “los niños buenos, se portan bien”, “eres una buena persona”, “no hagas eso, es malo”. A partir de entonces nos apropiamos de dichos conceptos y empezamos a formular valoraciones en estos términos. Incluso durante la infancia solemos darle atributos morales (bondad-maldad) a animales u objetos inanimados. Si un perro no nos ladra y se muestra cariñoso, decimos “¡Perro Bueno!”; o incluso “¡Puerta Mala!” si nos golpeamos con una. Cuando crecemos nos vamos dando cuenta que aparte de dicha valoración personal, parecieran existir sistemas o códigos morales generales que las personas suelen atender y difícilmente nos lo podemos explicar.

Así que ante todo esto nos preguntamos, ¿Qué es el bien?, ¿Por qué es bueno?, ¿y lo malo?, ¿Qué lo hace ser malo?, ¿Por qué debemos hacer el bien y no el mal?, ¿Cómo se formaron los sistemas o códigos morales?, y ¿Por qué la gente los sigue?, estas son las grandes preguntas que constituyen el Misterio de la Moral, y a las que busca responder la ética. De ella se ha dicho que es una ciencia, un estudio, o una disciplina, pero más allá de una simple denominación es la búsqueda de los fundamentos necesarios para respondernos dichas interrogantes. Como es obvio habría tantas respuestas a estas preguntas como individuos se las hagan, sin embargo en líneas generales existen cuatro líneas teóricas del origen de la moral.


La primera y por lejos la más difundida es la que afirma que los actos son buenos o malos por voluntad divina, sea esta de un único Dios o varios dioses. Ciertos actos son de su agrado, otros de disgusto, y por ende serán premiados o castigados. Así en función de esto los hombres deberían actuar esperando una reacción de acuerdo a la voluntad divina que a la vez es arbitraria e independiente a ellos. Sin embargo esta teoría tiene algunas dificultades teóricas. Surgen preguntas como ¿Son el bien y el mal ajenos a Dios?, y si así es ¿pre existen a la divinidad? ¿O Dios es la medida de lo bueno, y lo malo su ausencia? ¿Ausencia en qué sentido? ¿Cómo el hombre procediendo de Dios podría actuar mal? ¿Cómo justifica un dios bueno el castigo de los malos? ¿Cómo conoce el hombre la voluntad de la divinidad? Y si se puede ¿qué pasa con aquellos que no se enteran?


Por siglos los teólogos han tratado de responder estas preguntas y al parecer seguirán mucho tiempo en ello sin llegar a un conceso aún entre ellos.


Luego hay otra línea que es la afirman muchos autores que afirman que tenemos un sexto “sentido moral”, o bien que podemos conocer lo bueno y lo malo por “intuición” directa. Lo que no deja de inquietar pues implicaría ya sea la existencia de una moral objetiva independiente a la que el hombre puede acceder por este sentido. O que cada persona tiene una intuición subjetiva y de carácter relativo, lo cual no explica la existencia de las reglas de aplicación general que vemos en la sociedad.


En tercer lugar están los escépticos o nihilistas éticos que pretenden considerar las reglas o juicios morales como un producto innecesario de la superstición. Pero esta posición no es consistente y pocas veces es sincera. Niega la necesidad de un código moral y aboga por la anarquía ética, lo cual como es evidente imposibilitaría la convivencia en sociedad.


Por último hay una teoría que establece que nuestro código moral es el producto de una evolución social gradual similar a la del lenguaje, los modales o el derecho consuetudinario y como ellos ha crecido y evolucionado a manera de satisfacer las necesidades de paz, orden y cooperación social.


Esta última postura es la que aborda de manera especial Henry Hazlitt, en su libro “Los Fundamentos de la Moral”, donde además explica las otras líneas teóricas. Esta obra constituye a mí parecer una lectura imprescindible para todo aquel que busque introducirse en el estudio de la moral, porque además de estar escrito de manera clara y comprensible ofrece una perspectiva diferente de lo que estamos acostumbrados a encontrar en esta área.


Como diría Arthur Schopenhauer, predicar la moral es fácil lo difícil es encontrarle fundamentos. Así que para hablar honestamente de moral y ética primero hay que buscar los principios en los cuales basaremos nuestros argumentos.


Por ahora debido su extensión no ahondare en ninguna de estas teorías éticas, pero dado que es uno de mis temas favoritos en el futuro me gustaría explicar y comentar estos distintos puntos de vista que hay respecto de la moral.

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