miércoles, 7 de octubre de 2009

Atreverse a Cuestionar

El hombre es un ser extraño. Es posible que muchos no se den cuenta de ello o no les importe, pero igual el hombre sigue siendo un ser extraño. Es cierto que piensa, que habla, que camina erguido, que tiene sentimientos, que vive en sociedad, pero nada de ello es lo que le hace ser especial. Muchos animales poseen dichas características sin llegar a distinguirse de los otros que han habitado nuestro planeta o que pudieran existir en otros mundos. Lo que hace diferente al hombre y que luego derivará en su esencia, es su desarrollada capacidad de cuestionamiento.


Desde el momento en que el hombre adquiere conciencia de la realidad comienza a cuestionarla. Uno de los ejemplos más fehaciente de ello son los bebes y niños, que jamás paran de hacer preguntas, con ellas buscan formar en su mente las estructuras necesarias para explicar el mundo que les rodea. Desde esa edad las preguntas ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién? ¿Por qué? ¿Para qué? Pasan a formar parte esencial de nuestra existencia pues con ellas articularemos el conocimiento necesario para entender la realidad. Es interesante observar que estas palabras son comunes a todos los idiomas y culturas. Lo más importante en ellas es que buscan una respuesta que satisfaga un estado de insatisfacción intelectual, pero a la vez hay que reconocer que el hecho mismo de reaccionar ante un hecho cuestionándolo, es algo fascinante. Es en este proceso de búsqueda de conocimiento donde surge la lógica y la razón, como consecuencia de la relación del hecho cuestionado, su respuesta y la realidad en que existe. Entonces la razón, como el resultado de ese proceso inquisitivo, surge como esencia del ser humano y su distinción de los demás animales.

Analógicamente podríamos decir que las preguntas son como caminos que pueden conducir ya sea a las expresiones mínimas del conocimiento o a la comprensión de temas de carácter sumamente específico. Sin embargo como consecuencia paradójica de este proceso lo que hacemos constantemente es aumentar nuestra ignorancia, puesto que al incrementar nuestro grado de conocimiento lo que hacemos es expandir el horizonte de hechos que podemos conocer, cuestionar y por consiguiente ignorar. Si pudiéramos decir que cada pregunta es una puerta lo que haríamos al abrirla es encontrar otras puertas, y detrás de estas otras, así hasta el infinito. Lo cual representa que cada vez somos más ignorantes, pero ello implica algo positivo puesto que en cada momento que esta aumenta, incrementamos en potencia nuestra capacidad de conocer.

Como he dicho ante un hecho podemos reaccionar cuestionándolo, pero no es la única forma de hacerlo. Tristemente, hay otras maneras de encarar la realidad y el conocimiento. Un hecho también se puede ignorar, es decir obviar su existencia y seguir la vida de largo, como si no tuviese importancia, lo que a veces puede suceder dada la cantidad de conocimiento existente y lo limitado de nuestra vida y tiempo disponible. Pero aún peor es encarar un hecho simplemente aceptándolo como dado, decir que es así porque sí. Renunciar a la explicación es renunciar a la realidad. O lo que es igual, aceptar un dogma, es adoptar una respuesta sin haber trabajado por ella. Una aceptación dócil lo único que significa es cobardía, es el reconocimiento de la incapacidad propia. En resumen lo único que hace quien encara así la realidad es desistir a su capacidad de cuestionamiento, es deliberadamente renunciar a la razón, es volverse estúpido.
Decía que es triste, puesto que muchos humanos al crecer tienden perder esa capacidad de cuestionamiento y se convierten en seres conformistas e infelices. Con esto hemos perdido infinidad de respuestas, inventos y explicaciones que enriquecerian nuestra vida. Afortunadamente existen personas que se atreven a cuestionar su realidad y el hecho de que hoy vivamos mejor que hace cinco mil años es debido a hombres y mujeres que trabajaron por resolver sus propias inquietudes. El conocimiento que hoy guardan nuestras bibliotecas indefectiblemente surgió de este proceso. Hoy no viviríamos como lo hacemos si no hubiera habido gente que se atreva a cuestionarse, que se atreva a responderse, a confrontar sus creencias con la realidad. Usar la razón y salir de la zona cómoda no es fácil, e implica que actuemos diferente, que resistamos críticas, pero conlleva la satisfacción del conocimiento.

Como resumen diría que ante la realidad hay quien reacciona aceptándola dócilmente o dogmáticamente, y quienes la cuestionan de manera lógica y racional. Ahora la pregunta a responder es ¿existen hombres y 'bípedos parlantes' que dicen llamarse 'hombres’?




Por lo pronto:




¡Sapere Aude! ¡Atrévete a Saber!




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Sirva esta entrada como inauguración de este blog. Espero que sea un espacio donde pueda compartir mis propias preguntas, pero sobre todo como homenaje a mi mala memoria y necesidad de guardar mis recuerdos en un lugar más seguro.
Nota: Despues de haber publicado esta primera entrada me doy cuenta de lo útil que es compartir las opiniones. Las personas que la han leido y comentado, me han hecho pensar y meditar más acerca del tema. Así que ahora he de rectificar una postura. He dicho que la razón se deriva de la capacidad de cuestionamiento, sin embargo para poder cuestionar (ahora lo veo) antes se presupone una capacidad de analizar la realidad. Por lo que entonces la capacidad de preguntar surge como consecuencia del razonamiento. Me parece importante aclararlo, aunque no modifica el fondo del ensayo que es resaltar la importancia de la capacidad de cuestionar la realidad.

1 comentario:

  1. ¡Bienvenido a la blogósfera! Los bits y los bytes celebran que hayas empezado con tu bitácora.

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