martes, 24 de noviembre de 2009

Prohibido Barrer

Pareciera que la legislación nunca va a dejar de sorprenderme, y más aún la imaginación de los legisladores que en un afán ¿bienintencionado? pretenden normar al máximo la conducta de los ciudadanos. Esta auto asumida misión les hace caer la mayoría de veces en un construccionismo ilógico que lo único que logra es limitar la libertad de los individuos.

Por ejemplo estudiando para un examen del mal llamado “derecho laboral” encontré una pequeña muestra de ello, en esta ocasión en el “Reglamento General Sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo”. Este reglamento no es más que una construcción sobre lo que debiera ser el “adecuado” ambiente de trabajo que el empresario debe proveer a sus empleados. Está fundamentado en la defensa de unas condiciones dignas de trabajo para el trabajador, lo cual personalmente considero es deseable pero igual no creo este es el medio para lograrlo.

Con este reglamento los legisladores en su cotidiana obsesión por normar han llegado a extremos absurdos. Antes de mencionarlos, hay que tomar en cuenta que este reglamento considera “‘lugar de trabajo´ todo aquel en que se efectúen trabajos industriales, agrícolas, comerciales o de cualquier otra índole”, es decir todo lugar donde se realiza una labor esta afecta a las normativas de este reglamento. Y por si alguien le quedara duda de su obligatoriedad agrega, “El presente reglamento es de observancia general en toda la república”.

Dentro de las normas que contiene hay varias que me han sorprendido, pues trata de normar desde el material de pisos y paredes, pasando por el número de inodoros, e incluso la higiene mental de los trabajadores, pero en especial hay tres que considero dignas de comentar.

La primera, en el articulo 16, tercer párrafo norma lo siguiente, “Las paredes deberán ser lisas, repelladas, pintadas en colores claros” es decir uno no es libre de elegir el color que uno quiera tiene que ser como el diputado considero es mejor. Ya me imagino que varios locales de Pradera y Miraflores, tendrán su debida multa por infringir la ley. Luego, en el articulo 78 indica sobre las escaleras que “su inclinación será racional”, y ante esto me pregunto si ellos mismos entenderán las implicaciones del concepto “razón”. Lo cual me recuerda que este reglamento está plagado de de términos como “adecuado”, “según la técnica”, “debidos”, “necesarios”, todos sin especificar y solo subrayando más el carácter ambiguo de toda legislación. Además no cesa en remitir a “otros reglamentos”, o “normativas específicas”, que solo erigen un interminable laberinto de regulaciones contradictorias. Claro está esto solo sirve para abrirle las puertas de la corrupción que se sirve de la arbitrariedad para que los inspectores puedan embolsarse injustas ‘mordidas’.

Por último, en el articulo 24, párrafo segundo, se regula lo siguiente “No se permite el barrido ni operaciones de limpieza (…) susceptibles de producir polvo, para lo cual deben sustituirse por la limpieza húmeda (…) o mediante la limpieza por aspiración” En pocas palabras ¡Esta prohibido barrer!

No sobra decir que este reglamento tiene más de 40 años por lo que nuestros legisladores estaban muy adelantados, y ya exigían en 1957 el uso de H2O MOP que ofrece Tv Offer. Aunque ahora que me acuerdo he visto escobas en el congreso, por lo que mi duda es que entonces si no se puede barrer ¿para que las usaran?

En resumen esta ley es una de tantas que lejos de servir solo interfieren con el desarrollo dinámico de los individuos en una sociedad. Por ejemplo toda esta ley ignora el principio de responsabilidad individual, que por sí solo es suficiente para resolver muchos de los problemas que esta intenta abordar. Al mismo tiempo olvidan que no importa cuanta regulación emitan, esta es inservible sin un adecuado sistema de justicia que busque el respeto del derecho individual.

Como siempre quedo frustrado con el sistema legalista-constructivista que cada vez crece más en nuestro país, a costa de la libertad de las personas. Aunque siempre me conforta saber que casi nada de toda esta absurda legislación se cumple.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Larga Semana

Ha sido esta una larga semana, y no fueron los dias los culpables, estos como siempre nunca alcanzan, más si los disfruto tanto que desearia no acabaran (o por lo menos fueran más largos). Han trascurrido normalmente, sin sobresaltos, supeditados a la autoridad de un reloj eterno e inapelable. Pero aún así puedo decir que desde hace unos días mi tiempo por alguna extraña razon se ha vuelto infinito.

Esta transformación cuasi alquimica del tiempo tiene lugar (o no-lugar) en mis sueños. Parecieran estos durar días, semanas, meses, años. Es en la noche, o mas bien madrugada, cuando tengo esta ahora más frecuente experiencia. Y digo más frecuente pues los he tenido antes, pero normalmente se intercalaban con esos otros sueños pasajeros que al despertar no recordamos y carecen de mayor importancía.

Estos sueños-vidas, son extraños, muy extraños. Se diferencian de los otros no solo por la extencion, sino por la increible claridad con que se presentan, asi como por la sutil hilación de hechos ordenadamente encadenados. No son presentaciónes arbitrarias de imágenes y situaciónes, tienen congruencía y parecieran ser el reflejo de una realidad lejana pero posible.

No vuelo entre las nubes, no me sumergo en oceanos profundos, no soy el emperador del universo, pero tengo una situación humana con que lidear, una historia diferente cada vez. Nada que contraríe los principios de la realidad sucede en ellos, y sin embargo me sorprenden grandemente pues soy yo, pero no actuo como yo. En estos sueños soy una especie de ser paralelo, soy lo que pudo haber pasado si lo que paso no hubiera sido como fue.

Este alter-yo (Si, "alter-yo") mío ha amado intensamente, incluso te ha robado un beso, pensamiento escurridizo. Este ser-sombra tambien ha llorado, pero lo ha hecho por alguien, idea al fín, pero idea presente. En este paralelismo he matado, le he quitado la vida a alguien, (eso si sin ser asesino). Parece que este otro ser mío es más libre, menos atado a una absurda convención, ¿una aspiración?, quizas. No lo se. Talvez yo soy su realidad soñada.

Por ultimo, estos vienen acompañados de una situación aún más rara. Sucede que siempre que tengo sueños de este tipo despierto en forma extraña. La noche anterior he dejado puesto el despertador, pero por un hecho incognosible abro los ojos un minuto antes de que la hora llegue. (Lo aseguro, es verdad) Espero, y es ese minuto el más bizarro del dia, representa la resaca de una realidad vivida.

Respuestas hay muchas, convincentes algunas. Pero hoy me permito el disentir, no una simple negación, sino una interrogante abierta. Acepto mi realidad, pero no me atrevo a negar la posibilidad. He vivido algo más, me digo.

Con todo esto comprendo a los antiguos y me les uno, ¿De que sustancia estan hechos los sueños?, nos preguntamos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ortega y la Profundidad

Así como es grato ver a un amigo sin proponérselo luego de años de no saludarle es de agradable encontrar algún libro del cual uno ya no se acordaba que tenía o que al hojearlo otra vez descubrimos cosas nuevas. Afortunadamente hace poco me pasó esto, nada más y nada menos que con el gran José Ortega y Gasset, filosofo español de principios de siglo XX.

La obra más conocida de Ortega sin duda es “La Rebelión de las Masas”, donde expone claramente su tesis del hombre masa, definitivamente un imperdible de la filosofía hispana. Sin embargo no es con este amigo con quien me he encontrado sino con uno más antiguo dentro de las obras de este autor. Se trata de su primer libro titulado “Las Meditaciones del Quijote”, que pretendía ser un estudio alrededor de la obra de Cervantes, pero que va más allá para convertirse en una genial obra de filosofía. Es posible que a muchos no les suene el nombre de este libro, pero de él se desprende la frase más famosa de la obra de Ortega: “Yo soy yo y mi circunstancia…”, así como la no tan conocida continuación, “… y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Esta frase en verdad es una formula apretadísima para condensar su filosofía, y de la cual me gustaría hablar en el futuro.

Pero por ahora quisiera comentar acerca del concepto de profundidad para Ortega, el cual expone en su Meditación Preliminar, a modo de prologo para la comprensión más completa del estudio literario.

Para Ortega la realidad es objetiva, y se nos presenta en dos formas muy distintas pero a la vez entrelazadas. La primera que llama Superficie, es decir “lo patente”, que observamos inmediatamente con nuestros sentidos y que es lo que nos rodea en todo momento. Caracterizado por ser claro, de fácil acceso y que constituye lo visible. Por otra parte esta la Profundidad, que existe pero no de manera explícita, es “lo latente”. Este estado de la realidad se esconde siempre debajo de lo superficial, que a la vez es la única forma de acceder a ella. No está ahí expuesta ante a la vista de cualquiera, sino que se devela ante un proceso de comprensión del objeto.

Por ejemplo, los arboles que en un momento determinado me rodean no son el bosque en sí, sino solo me indican su existencia. Al igual cuando camino por una calle y veo los edificios o casas, no son estas las que constituyen la ciudad, pero me indican la existencia de ese algo más grande. Entonces podemos decir que los arboles y las casas son a lo patente, lo mismo que el bosque y la ciudad son a lo profundo. Y lo profundo pese a existir es de naturaleza invisible y solo se nos puede presentar a través de lo superficial, pero lo hace de manera escurridiza como queriéndose escapar de nuestra comprensión. Esto es lo que pasa cada vez que hablamos en términos de “conceptos”, tratamos de hacer patente lo latente, tratamos de que lo profundo de un objeto entre en la superficialidad de una palabra. Esto resulta claro cuando queremos explicar lo que una palabra significa y nos damos cuenta que en realidad la hemos usado sin caer en cuenta de las implicaciones que conlleva.

Por otra parte para acceder a lo profundo, que es cognoscible pero inmaterial, debemos hacerlo voluntariamente, realizando un esfuerzo de carácter intelectual que busque quitar el velo de lo superficial. Este esfuerzo nunca es fácil e implica un gran trabajo, pero como consecuencia se consigue el comprender, el conocimiento, o lo que algunos llaman el placer intelectual. Sin embargo frecuentemente algunos hombres no reconocen la profundidad de algo, simplemente porque le exigen que se presente con la claridad de lo superficial. Se niegan a realizar el esfuerzo intelectual que se necesita para que el carácter profundo se presente. Oyen a los demás hablar de uno u otro significado, sin entenderlos o creyendo que estos desperdician su tiempo en trivialidades, sin darse cuenta que ellos mismos se han privado del deleite de conocer. Al vivir solamente ocupados en la superficialidad ignoran la textura infinita en la cual están moviéndose, puesto que toda superficie necesariamente está asentada sobre una profundidad que tentadoramente se nos ofrece siempre esperando a ser descubierta.

Quizás alguien nos ha exigido que le expliquemos algo de manera clara sin necesidad de realizar el esfuerzo del que hemos hablado. Pero esto resulta imposible puesto que el acceso a lo profundo solo es posible por este medio. Dice Ortega, “aún hay gentes las cuales exigen que les hagamos ver todo tan claro como ven esta naranja delante de sus ojos. Y es el caso, que sí por ver se entiende, como ellos entienden una función meramente sensitiva, ni ellos ni nadie ha visto jamás una naranja. Esta es un cuerpo esférico, por lo tanto, con anverso y reverso. ¿Pretenderán tener por delante a la vez el anverso y el reverso de la naranja? Con los ojos vemos una parte de la naranja pero el fruto entero no se nos da nunca en forma sensible; la mayor porción del cuerpo de la naranja se halla latente a nuestras miradas. ”

Finalmente podríamos decir que vivimos en un medio donde percibimos lo patente de la realidad, que esconde debajo un significado latente y oculto al cual podemos acceder luego de un esfuerzo intelectual. En otras palabras, el conocimiento se encuentra en lo profundo.

martes, 10 de noviembre de 2009

Del Lago de Atitlan y la Responsabilidad Individual

Ayer un amigo me preguntaba si había algo que me preocupara de nuestra sociedad, y después de pensarlo un poco vino a mi mente el sentimiento de angustia que me transmitió una amiga hace pocos días. Ella es originaria de Panajachel a orillas del lago de Atitlan, aunque desde hace un par de años estudia y vive en la ciudad. Me comentaba que con motivo de la fiesta de Todos los Santos visitó a su familia en Sololá y lo que encontró tristemente le sorprendió.

Ante ella el lago donde creció se le presentaba afectado por una terrible contaminación, y de la cual se ha estado hablando durante estas semanas en los medios. Esto la entristeció muchísimo, puesto que el cambio es más grave de lo que pensó y no solo se ha dado en Pana, sino que incluso las poblaciones menos visitadas están afectadas por el alga que ha invadido las aguas. Mi amiga me comentaba que estaba aún más molesta puesto que generalmente estas fechas son las más recomendadas para visitar el lago. En Noviembre, me dice, los fuertes vientos, el frío y unos celajes maravillosos, le dan un marco casi mágico a esta maravilla natural (lo cual afortunadamente he comprobado es cierto). Pero este año será diferente, terminó de decirme con un semblante que me impresiono demasiado.

Mucho se ha hablado de este caso, y quizás esta entrada no añada nada importante a la discusión. Pero hoy quisiera expresarme y exponer lo que creo es la verdadera causa de esta terrible situación. Se han mencionado muchos factores que han influido en la contaminación, desde el manejo de los desechos de las empresas y los habitantes de las poblaciones, o los químicos que utilizan los campesinos que tienen sus cultivos en las cercanías, incluso se ha dicho que el solo hecho de visitar el lago ya constituye un problema. No dudo que tengan razón al mencionarlos como factores, sin embargo a mi parecer son solo síntomas de algo más grande, y del cual toda la situación del lago es solo una prueba.

El verdadero problema a mí parecer tiene su origen en la Irresponsabilidad Individual, esa que ejercitamos todos los días personalmente sin necesidad de que alguien nos obligue. Los problemas como los de Atitlan, y en general la mayoría de ellos, no surgen de la noche a la mañana. Son consecuencias de una reiterada falta de responsabilidad individual, de la omisión de pequeñas acciones a las cuales estamos obligados cuando ejercitamos nuestra libertad, y que se van acumulando hasta estallar en una gran complicación.

Siempre que hablamos de libertad, debemos estar consientes que está ligada a la responsabilidad. De hecho si a la primera le quitáramos la segunda estaríamos destruyendo su esencia. Pero aquí aparece otro problema que he notado frecuentemente, pareciera ser que hay personas que no se dan cuenta que el nivel acción de la una siempre tiene un nivel de acción equivalente. Es decir, si actuamos individualmente nuestra responsabilidad es individual.

Es más me atrevería a decir que estoy seguro no hay tal cosa como una acción colectiva, porque incluso las sociedades constituidas discrecionalmente (asociaciones, sociedades mercantiles, grupos religiosos) no son más que voluntades individuales consideradas como grupo en cuanto comparten un mismo fin, pero a la larga la responsabilidad sigue siendo de individuos.

Entonces resulta evidente que hablar de que quien es el responsable de responder por problemas como el del lago, o como cualquiera que nos afecta, es “el Estado”, “el Gobierno”, “la Municipalidad”, “el Ministerio”, o “la esposa del presidente”, no son más que tonterías que no tienen sentido alguno, y sin embargo es lo más común que se escucha cuando aparecen estas contrariedades. Incluso el error conceptual va más allá. Ahora se habla que para resolver esta clase de situaciones lo que necesitamos es más “Estado”, más “acción gubernamental”, más “ayuda de la primera dama”, sin darse cuenta la reiteración de la idea que alguien más debe solucionar nuestros problemas es en gran parte el origen de los mismos.

En el caso del que hemos hablado, los habitantes esperaban (y aún esperan) que “las autoridades”, solucionen los problemas sin darse cuenta que ninguna ficción por si sola puede cargar con su responsabilidad. Por que pese a que se escoge a una corporación municipal o a un gobierno central, esto no nos autoriza a dejar de ser responsables y si alguien lo hace que después no se queje de haber perdido su libertad.

martes, 3 de noviembre de 2009

La Memoria


Durante mucho tiempo los hombres nos hemos fascinado e intrigado ante la capacidad de nuestra memoria, y de las infinitas posibilidades que esta nos ofrece. Sin embargo el funcionamiento de esta herramienta humana se ha mantenido lejos de los alcances del conocimiento e incluso hoy rehúye a los científicos que buscan explicar sus procesos.

Generalmente pensamos que la memoria humana es muy buena y tendemos a confiar mucho en ella, sin embargo cada vez es más claro que esta no funciona de la mejor manera para lo que un hombre del Siglo XXI la utiliza. Hay estudios que demuestran que perdemos alrededor de una hora diaria buscando cosas que hemos perdido, desde el control de televisión, pasando por las llaves, el reloj o el auto en un parqueo. Y esto se debe a que hemos sobrepasado la velocidad natural evolución, y por consiguiente nuestra memoria sigue funcionando como lo hacia la de nuestros antepasados de hace miles de años. Ellos no necesitaban una memoria tan específica como ahora le exigimos al cerebro, que queremos que funcione casi como la de una computadora. En lugar de hacerlo de esta manera memorizamos en función de tendencias no de hechos particulares. Y aunque si tenemos esta ultima capacidad es realmente limitada.

Continuando en esta línea muchos creíamos que la memoria funcionaba como una computadora, sistemáticamente, en base de ficheros, archivos y ubicación especifica al cual acudíamos directamente. Pero en realidad no funciona así, en lugar de ello se trata del cerebro buscando pistas dentro de un todo desordenado, apelotonado en un área entre el hipocampo y la corteza cerebral. Es más bien una memoria contextual, donde el orden de clasificación es casi aleatorio. A estos recuerdos acudimos desordenadamente, por esto es que a veces cuando necesitamos recordar algo en un momento especifico no lo hacemos y tiempo después sin aparente razón nos viene a la mente.

Podríamos decir que dentro de nuestra cabeza existe una eterna búsqueda basada en pistas y circunstancias en las que fue memorizado el recuerdo y muchas veces estas no son consientes. Por ejemplo si estamos en Hollywood y pensamos en actrices del mundo, generalmente tenderemos a recordar más las que han actuado en películas rodadas ahí, diferente sería si estuviéramos en París o Roma. Pero muchas veces las pistas que nos llevan a los recuerdos no son tan evidentes. En un experimento a un grupo de personas se les hizo memorizar una serie de palabras, una parte se hizo el laboratorio y otra en traje de buzo bajo el agua. Resulto que al final las personas recordaron más fácilmente y por amplio margen las palabras que aprendieron bajo el agua en contraste con las del laboratorio. Esto explican los científicos es porque a la hora de aprender asociamos lo que memorizamos con la circunstancia en que lo hacemos.

En este caso las personas relacionaron estos nuevos conceptos a la nada importante tarea de respirar, y por ello le asignaron una mayor relevancia. Eso también explicaría porque recordamos lo que hemos aprendido en debates o discusiones acaloradas, esto es porque el cerebro está en estado de alerta ante una amenaza, y a la larga para este no importa si es por huir de un tigre o por defender un argumento. Contrario es lo que pasa con algunas clases magistrales, donde a veces sabemos que hemos estado presentes pero nos es imposible recordar de que se habló, es decir nuestra memoria lo clasifico como algo irrelevante, y lo más seguro es que lo haya borrado. Resulta entonces evidente que el lugar y la circunstancia en la que se aprende o simplemente se memoriza es muy importante a la hora de recordar.

Otro ejemplo que memorizamos en función de tendencias generales es un experimento donde a un grupo de personas se les enseño una serie de patrones base, y momentos después se les mostro otros ligeramente distintos. Al preguntárseles si eran los mismos, la gran mayoría respondió que sí. En otras palabras hacemos una mezcolanza con lo que recordamos, igualamos cosas similares y muchas veces esto nos lleva a confusiones. En verdad hay mucha interferencia en la manera en que nuestra memoria funciona. Los recuerdos dependen como hemos dicho del contexto en que los archivamos, pero además de la frecuencia y de la consolidación que le damos con el tiempo. Por ello estos mismos científicos recomiendan que aunque parezca trivial, resulta muy eficiente apoyarse en medios externos para almacenar nuestras experiencias, diarios, listas o fotografías, todo vale cuando queremos atesorar estos recuerdos.

Por último, cada vez se hace más obvio que llegara un momento donde lleguemos a comprender de mejor manera los mecanismos de la memoria, y quién sabe si llegará el momento en que podamos modificarla a gusto. Imaginan que pudiéramos borrar los recuerdos incómodos y resaltar los placenteros, que pudiéramos descargar en la computadora las memorias de un viaje y subirlas al Facebook sin necesidad de cámara. Sin duda resulta muy interesante pero lo que en verdad importa es que cada vez vamos entendiendo más y reconociendo la importancia que tiene mejorarla. A la larga nuestros recuerdos sean estos buenos o malos, alegres o tristes, de éxito o de fracaso, de la persona amada o del enemigo todos confluyen en este gran baúl y se convierten en las piezas con las que vamos hilvanando nuestra vida. Sin ellos seriamos individuos despojados de identidad.