martes, 10 de noviembre de 2009

Del Lago de Atitlan y la Responsabilidad Individual

Ayer un amigo me preguntaba si había algo que me preocupara de nuestra sociedad, y después de pensarlo un poco vino a mi mente el sentimiento de angustia que me transmitió una amiga hace pocos días. Ella es originaria de Panajachel a orillas del lago de Atitlan, aunque desde hace un par de años estudia y vive en la ciudad. Me comentaba que con motivo de la fiesta de Todos los Santos visitó a su familia en Sololá y lo que encontró tristemente le sorprendió.

Ante ella el lago donde creció se le presentaba afectado por una terrible contaminación, y de la cual se ha estado hablando durante estas semanas en los medios. Esto la entristeció muchísimo, puesto que el cambio es más grave de lo que pensó y no solo se ha dado en Pana, sino que incluso las poblaciones menos visitadas están afectadas por el alga que ha invadido las aguas. Mi amiga me comentaba que estaba aún más molesta puesto que generalmente estas fechas son las más recomendadas para visitar el lago. En Noviembre, me dice, los fuertes vientos, el frío y unos celajes maravillosos, le dan un marco casi mágico a esta maravilla natural (lo cual afortunadamente he comprobado es cierto). Pero este año será diferente, terminó de decirme con un semblante que me impresiono demasiado.

Mucho se ha hablado de este caso, y quizás esta entrada no añada nada importante a la discusión. Pero hoy quisiera expresarme y exponer lo que creo es la verdadera causa de esta terrible situación. Se han mencionado muchos factores que han influido en la contaminación, desde el manejo de los desechos de las empresas y los habitantes de las poblaciones, o los químicos que utilizan los campesinos que tienen sus cultivos en las cercanías, incluso se ha dicho que el solo hecho de visitar el lago ya constituye un problema. No dudo que tengan razón al mencionarlos como factores, sin embargo a mi parecer son solo síntomas de algo más grande, y del cual toda la situación del lago es solo una prueba.

El verdadero problema a mí parecer tiene su origen en la Irresponsabilidad Individual, esa que ejercitamos todos los días personalmente sin necesidad de que alguien nos obligue. Los problemas como los de Atitlan, y en general la mayoría de ellos, no surgen de la noche a la mañana. Son consecuencias de una reiterada falta de responsabilidad individual, de la omisión de pequeñas acciones a las cuales estamos obligados cuando ejercitamos nuestra libertad, y que se van acumulando hasta estallar en una gran complicación.

Siempre que hablamos de libertad, debemos estar consientes que está ligada a la responsabilidad. De hecho si a la primera le quitáramos la segunda estaríamos destruyendo su esencia. Pero aquí aparece otro problema que he notado frecuentemente, pareciera ser que hay personas que no se dan cuenta que el nivel acción de la una siempre tiene un nivel de acción equivalente. Es decir, si actuamos individualmente nuestra responsabilidad es individual.

Es más me atrevería a decir que estoy seguro no hay tal cosa como una acción colectiva, porque incluso las sociedades constituidas discrecionalmente (asociaciones, sociedades mercantiles, grupos religiosos) no son más que voluntades individuales consideradas como grupo en cuanto comparten un mismo fin, pero a la larga la responsabilidad sigue siendo de individuos.

Entonces resulta evidente que hablar de que quien es el responsable de responder por problemas como el del lago, o como cualquiera que nos afecta, es “el Estado”, “el Gobierno”, “la Municipalidad”, “el Ministerio”, o “la esposa del presidente”, no son más que tonterías que no tienen sentido alguno, y sin embargo es lo más común que se escucha cuando aparecen estas contrariedades. Incluso el error conceptual va más allá. Ahora se habla que para resolver esta clase de situaciones lo que necesitamos es más “Estado”, más “acción gubernamental”, más “ayuda de la primera dama”, sin darse cuenta la reiteración de la idea que alguien más debe solucionar nuestros problemas es en gran parte el origen de los mismos.

En el caso del que hemos hablado, los habitantes esperaban (y aún esperan) que “las autoridades”, solucionen los problemas sin darse cuenta que ninguna ficción por si sola puede cargar con su responsabilidad. Por que pese a que se escoge a una corporación municipal o a un gobierno central, esto no nos autoriza a dejar de ser responsables y si alguien lo hace que después no se queje de haber perdido su libertad.

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